Trozos de ilusiones de un corazón a medio latir.
sábado, 20 de enero de 2018
¡Pequeña ciega!
viernes, 7 de abril de 2017
Anhelo.
Porque la sed aquieta mis sentidos, utopía de querer amar, a destiempo, condenado al destierro, al exilio, a morir en una condena segura...
Y solo tengo besos amargos de botellas que me llevan a la cama con más frecuencia en la penumbra, teñida por la censura tras una trágica fisura de recuerdos que no existieron, sumándole un paso más a la seguridad de la locura.
Es una certeza que la pasión se quiebra a pedazos al no tener por dónde empezar, que allí dónde retoña una esperanza, el mundo se encarga de repetir que no es tu turno, que quizás en otra vida, cuándo ya no anheles lo que tanto quieres llegará la oportunidad.
Ella huye para no darse de bruces con ese mar de ironía que se desboca, que se muere de ganas por gritar un nombre, por vivir a latidos, por sangrar ilusiones, por sentir un lastimero ruido del ave enjaulado en su pecho, ése que nunca aprendió a cantar. La misma que admite haber perdido el vuelo, uno que nunca alcanzó. Ella repite que los primeros pasos se dan en compañía de alguien que vele por ti y no a ciegas, ni a tientas... esperando el susurro de alguien que sabe suplir su aunsencia en forma de viento salado, que ciega de a ratos para que obvies la realidad que tarde o temprano resulta más evidente que la gravedad...
Sí, es fácil darse cuenta que antes se carga una recámara de balas, que los sentimientos que pueden tener por ella, el final es el mismo, la indiferencia termina por matarte, solo que el impacto demora un espacio de tiempo en destruirte por completo. Calandote desde dentro, arremetiendo comtra lo más profundo del alma, convirtiendo en cimientos los pensamientos que creías imperturbables, exponiendo a esa pequeña mente que no dudó en jugársela sabiéndo que ya estaba perdida. Dejando a un cuerpo inerte frente a toda posibilidad de superación.
jueves, 3 de marzo de 2016
Cuando existías.
Ojalá pudiera tener el valor para decirte todo lo que tuve que callar por miedo a que fueran las últimas palabras que me permitieran retener tus manos. Estaba perdida, lo reconozco, me dejé cegar por la luz de tus ojos, esos pequeños soles que más que llenar mis días de vida, me causaban tal ardor en el alma, que no pasaba un segundo en el que no me preguntara si estaba haciendo lo correcto.
Negué tres veces mi dependencia a ti, el mismo número de pasos que tardaste en enfilar tu camino lejos de mi vida. Y es que reconozco que nunca estuviste en ella, que lo tuyo no eran los compromisos, que quedarte en mi cama un par de minutos más, me convertiría en algo más que un polvo casual, y no necesitabas ver a una estrellita más titilar en la inmensidad del cielo en busca de tu amor, ya contabas con suficientes...
"Espera, no se trata de un capricho, te necesito" conseguí suplicarte antes de darme cuenta de lo que mi poca dignidad quería hacerme presa.
Yo quería brillar como la luna sin darme cuenta que me parecía muchísimo a ella, llena de cicatrices y con días grises justo como su cara. Ella me miraba e incluso llegaba a compadecerse de mí, porque sabía que no tenía nada que envidiarle.
En sueños me dijo que solo podía sonreírle a los enamorados y ciertamente yo carecía de ese privilegio, estaba apegada a una sombra perfumada con el dulce aroma de la mentira, a un recuerdo que ahora me parece lejano y lleno de pena, pues solo fue la máscara con la que te presentaste ante mí para alimentar mis pesadillas, para burlarte de la ansiedad que suponía buscarte y no encontrarte.
Hice callar al mundo para oír tus latidos y dejé de respirar para sumergirme en tu piel. Terminé hecha un ovillo en un rincón de mi cama con el único consuelo de un amante que tenía prisa en seguir su rumbo con o sin mí, y no dejaba de presionarme con su tic-tac.
Nunca te encontré.
Tampoco llegué a entender como tu vacío podía abarcarlo todo.
Pero tengo algo que contarte, ahora soy libre y puedo volar... y no debido a tus caricias.
domingo, 27 de septiembre de 2015
Reanimación.
Me resulta imposible olvidarte. Desde el principio dejaste tu huella marcada en lo más profundo de mí, tus pisadas quedaron como las cenizas que recuerdan el incendio de un alma que te necesita, indicando el camino a mi corazón que decías era tu hogar.
Es que llegaste a mí para salvarme, para hacerme cirugía a corazón abierto, pero pretendias repararme tan rápido que olvidaste como usar las agujas con delicadeza y terminaste por pinchar tus manos y mezclar tu sangre con la mía, ese fue el peor error que pudiste cometer pues con cada uno de los minutos que pasan siento las puntadas que me recuerdan a ti, a tus manos y a la forma en que acariciabas mi pecho para hacerme entrar en calor y, créeme que es una putada no poder estar contigo cuando siento mi pecho desconsolado queriendo hacer sangrar la herida hasta morir, pero le resulta tan difícil que ha perdido la cuenta de las veces que ha sido capaz de nombrarte a ver si aparecías en el último instante para evitar un adiós definitivo. Es curioso que se acerque al número de veces que he perdido la razón por ti.
La parte del hilo que nos unía aún la conservo, intacta, porque tengo la esperanza de que vuelvas, tal vez para terminar de matarme. Ven y ahorrame esta tortura que se traduce en espera, que el punto final para esta historia quiero que sea tu nombre en todos los idiomas en los que te decía cuánto te quería...
Y te quiero, y te amo.
Cada uno de mis problemas insisten en llevar tu nombre. Dejame decirte que tu trabajo como ilusionista funcionó muy bien, aún me sorprende como desaparecías y volvías cuándo querías, mientras yo solo aplaudía hipnotizada por tu sonrisa.
Por ti, mi mente se hizo suicida. Ten en cuenta que solo puedo rehabilitarme en ti.
Contigo aprendí que la cura resulta ser peor que la enfermedad, porque viniste a robarme el aire, y hacerme necesitar de ti desde el momento en que uniste tus labios con los míos en un intento de reanimar mi corazón, tú lo llamabas RCP, y desde entonces en ocasiones fingía perder el aire cada vez que te tenía cerca, porque anhelaba que tu lengua heroica me hiciera volver al mundo pero sin los pies en la tierra.